
De hecho, se conoce, de forma oficial, desde los años 60 sobre la disminución de la cantidad y la calidad de vida animal que habitan en el lago según el especialista ambiental Gustavo Salazar, quien trabajaba con el Departamento de Seguridad, Higiene y Ambiente de la Costa Oriental del Lago.
Al hablar del Zulia y de su gran tanque de agua natural, en Venezuela, lo primero que se nos viene a la mente es el petróleo. Quizás, en otras latitudes pensarían en la mina de alimentos, especies que existen en ese lugar y una gran curiosidad de ver tan inmensa maravilla natural. Por tal motivo, considero que no se ha tenido la suficiente información y voluntad de respetar y cuidar lo que es una bendición divinal de tener el lago más grande del mundo.
Sin tomar en cuenta el registro de las décadas anteriores, hace siete años atrás se produjeron 25 accidentes en las operaciones petroleras sobre el Lago. Estos derrames no son tratados con alarma porque según la Ex-Ministra del Ambiente Ana Elisa Osorio no se pueden catalogar como desastres ecológicos, pues se trata de cantidades menores de crudo, las cuales no fueron derramadas por buques en carga o descarga.
¿Será que nos estamos volviendo anormales? o ¿Posiblemente la tolerancia es admitida en un constante y lento homicidio? Al imaginarnos que cada día en una tasa de café con una porción muy pequeña de veneno se la diéramos a nuestra mamá, esto ¿Sería normal? No exagero con ello si tenemos la visión de tratar a la naturaleza como nuestra MADRE. Hablamos de la enfermedad del Lago pero más énfasis deberíamos hacer en la fiebre del oro negro que se traga y ciega nuestra vida.
Además, otros agentes contaminantes vienen directamente de los desechos arrojados por los centros poblados, el continuo dragado del canal de navegación que afecta la condición físico-química del agua y las acciones de la guerrilla colombiana que al volar los tubos contaminan el río Catatumbo que desemboca en el Golfo de Venezuela.
La única defensa natural del Lago es la de entrar en un proceso de purificación, muy parecido a la fiebre en el ser humano, con el fin de medio sobrevivir a las acciones de la especie más evolucionada del planeta. Este proceso normal trae como consecuencia la ausencia de oxígeno por el incremento de algas como resultado del crecimiento de la materia orgánica, por lo tanto el agua pierde oxígeno y sin él no hay vida acuática.
La actividad agrícola del sur del Lago y de los Andes venezolanos, es otro factor contaminante gracias al uso de pesticidas que se filtran a través de sus afluentes. También, las industrias de los alrededores como: la Petroquímica del Tablazo, que descarga mercurio sobre el Lago; las cementeras y plantas eléctricas instaladas a sus orillas que trabajan con equipos que requieren ser enfriados, alterando la temperatura del agua.
A pesar del impacto ambiental que ha ido aumentando desde mediados de los sesenta, el lago es uno de los principales ambientes para la cría de crustáceos y mariscos de donde se produce una buena parte de los camarones y langostinos que consumimos en el país.
Por ello y mucho más, esta fuente de alimentos tenemos que cuidarla como el tesoro más grande y no dañarla por causa del mal uso del tetero de petróleo y de la falta de conciencia.
Finalmente, citando el dicho que reza “el viajero se conoce por su maleta” considero que nuestro entorno refleja nuestra cultura. Igualmente, Don Emmanuel Kant, filosofo alemán, decía “lo exterior es lo interior”, es decir, el mundo que hemos construido es el resultado de nuestra forma de pensar y sentir. Por ende, la peor contaminación del planeta es la que se encuentra en la psiquis del ser humano.
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